martes, 29 de marzo de 2011

pequeños placeres

Muy pocas cosas me causan tanto placer como observar a mi madre con mi hijo.
Júnior es un "abrazador" nato, cuando te abraza, te da unas palmaditas en la espalda que hacen que el tiempo se detenga.
Mi madre es su "espalda preferida", lo se porque la abraza constantemente sin tener que pedírselo...ella dice que sus abrazos le dan vida, y mi hijo debe saberlo, porque es llegar a su casa y abrazarla, cruzarse con ella y abrazarla, agacharse mi madre para hablar con él y, abrazo va. Es algo que solo hace con ella.

Desde luego a mi madre le encanta.

Se dice que los niños tienen un sentido especial para aquellos que desprenden amor, y en cuanto a desprender amor, mi madre es una experta.
No le hacen falta las palabras dulces o los gestos cariñosos. Estar cerca de ella es suficiente para darte cuenta de que desprende amor. Y mi hijo lo reconoce, solo se deja querer...

cuando la veo abrazar a mi hijo, imagino que esos mismos abrazos me los dio a mi cuando yo tenia la edad de él y, aunque no tenga una imagen nítida o un recuerdo concreto del momento, se que lo hacia constantemente. Porque cuando somos padres, nos comportamos con nuestros hijos como nuestros padres hicieron con nosotros y, os aseguro que atosigo a Júnior a abrazos y besos.

Mi madre, todavía nos abraza. Su abrazo, aunque superficialmente débil, contiene la fuerza suficiente para devolverte la vida, si hiciera falta.